BIODIVESIDAD URBANA
Autor: Carlos Suárez Rodríguez, Doctor en Biología y Miembro del Partido Verde Canario.
En la publicación en el último numero de la prestigiosa revista científica Molecular Ecology, figura un artículo del Departamento de Biología Animal de la Universidad de la Laguna en el que se cita los arenales de la Minilla como uno de los últimos reductos del escarabajo Pimelia granulicollis.
Se trata de un insecto en gravísimo peligro de extinción consecuencia, principalmente, del abusivo deterioro medioambiental de sus hábitat. Esta especie se encuentra incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias mediante la Orden Ministerial de 9 de julio de 1998 y Corrección de errores de la Orden de 9 de julio de 1998. Este hecho conlleva una serie de prescripciones legales con el mismo valor que para cualquier otra especie de la flora o la fauna vertebrada. Así, el artículo 26, apartado 4 de la Ley 4/1989, recoge algunas prohibiciones genéricas sobre las especies incluidas en el Catálogo Nacional; el artículo 27 establece la necesidad de priorizar y dar preferencia a las medidas de conservación y preservación a favor de la conservación de la diversidad genética del patrimonio natural, y el artículo 38 tipifica una serie de infracciones administrativas, haciendo especial mención para las especies catalogadas "en peligro de extinción" en la sexta y séptima..
Desde el PGOU de 1986 se reivindica un espacio natural que cobije un resto aunque sea fósil de los antiguos arenales de la capital, aquellos que iban desde Guanarteme a Santa Catalina y de los que hoy tan solo una muestra ínfima queda en la Minilla, entre la urbanización de los Betancores y los chalets construidos encima del Estadio Insular. Justo en estas parcelas , algunas de las cuales son propiedad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria , se encuentra las últimas poblaciones de Pimelia. Estas están siendo utilizadas en la actualidad como vertedero ilegal de escombros, lo que contribuye a la transformación del hábita. De forma indirecta, con estos escombros se pueden estar transportando especies cosmopolitas e invasoras, más agresivas, que contribuyen al desequilibrio del ecosistema y a que las especies amenazadas sean desplazadas en competencia por el recurso o por el sustrato.
Residuos sólidos como botellas, latas, etcétera, que contribuyen de forma irreversible a la destrucción de numerosos ejemplares, ya que en el medio actúan a modo de pequeñas nasas. Los individuos entran, pero luego no pueden salir permaneciendo dentro hasta que mueren.
Nos preocupa además la anunciada intención de la actual corporación de vender el suelo público localizado en la Minilla al mejor postor. Este nuevo barrio padece ya una alta intensidad urbanística, máxime cuando los pocos solares que quedan libre , entre escombro, resiste una joya zoológica como la simpática Pimelia.
Si a pesar de nuestra capacidad de transformar nuestro entorno, existen flora y fauna que son capaces de superarnos y sobrevivir bien merecen tener un puesto entre los ilustres de nuestra ciudad. Aunque sea un diminuto y escuchimizado escarabajo negro.
Las generaciones futuras deben conocer lo que nosotros hemos conocido y para ello debemos hacer todo lo posible para conservar nuestro patrimonio natural.
En la publicación en el último numero de la prestigiosa revista científica Molecular Ecology, figura un artículo del Departamento de Biología Animal de la Universidad de la Laguna en el que se cita los arenales de la Minilla como uno de los últimos reductos del escarabajo Pimelia granulicollis.
Se trata de un insecto en gravísimo peligro de extinción consecuencia, principalmente, del abusivo deterioro medioambiental de sus hábitat. Esta especie se encuentra incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias mediante la Orden Ministerial de 9 de julio de 1998 y Corrección de errores de la Orden de 9 de julio de 1998. Este hecho conlleva una serie de prescripciones legales con el mismo valor que para cualquier otra especie de la flora o la fauna vertebrada. Así, el artículo 26, apartado 4 de la Ley 4/1989, recoge algunas prohibiciones genéricas sobre las especies incluidas en el Catálogo Nacional; el artículo 27 establece la necesidad de priorizar y dar preferencia a las medidas de conservación y preservación a favor de la conservación de la diversidad genética del patrimonio natural, y el artículo 38 tipifica una serie de infracciones administrativas, haciendo especial mención para las especies catalogadas "en peligro de extinción" en la sexta y séptima..
Desde el PGOU de 1986 se reivindica un espacio natural que cobije un resto aunque sea fósil de los antiguos arenales de la capital, aquellos que iban desde Guanarteme a Santa Catalina y de los que hoy tan solo una muestra ínfima queda en la Minilla, entre la urbanización de los Betancores y los chalets construidos encima del Estadio Insular. Justo en estas parcelas , algunas de las cuales son propiedad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria , se encuentra las últimas poblaciones de Pimelia. Estas están siendo utilizadas en la actualidad como vertedero ilegal de escombros, lo que contribuye a la transformación del hábita. De forma indirecta, con estos escombros se pueden estar transportando especies cosmopolitas e invasoras, más agresivas, que contribuyen al desequilibrio del ecosistema y a que las especies amenazadas sean desplazadas en competencia por el recurso o por el sustrato.
Residuos sólidos como botellas, latas, etcétera, que contribuyen de forma irreversible a la destrucción de numerosos ejemplares, ya que en el medio actúan a modo de pequeñas nasas. Los individuos entran, pero luego no pueden salir permaneciendo dentro hasta que mueren.
Nos preocupa además la anunciada intención de la actual corporación de vender el suelo público localizado en la Minilla al mejor postor. Este nuevo barrio padece ya una alta intensidad urbanística, máxime cuando los pocos solares que quedan libre , entre escombro, resiste una joya zoológica como la simpática Pimelia.
Si a pesar de nuestra capacidad de transformar nuestro entorno, existen flora y fauna que son capaces de superarnos y sobrevivir bien merecen tener un puesto entre los ilustres de nuestra ciudad. Aunque sea un diminuto y escuchimizado escarabajo negro.
Las generaciones futuras deben conocer lo que nosotros hemos conocido y para ello debemos hacer todo lo posible para conservar nuestro patrimonio natural.
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